No hay duda de los beneficios del ejercicio físico para la salud. Sin embargo, hasta hace poco, no se había estudiado en profundidad los beneficios para nuestra salud mental pero, últimamente hay cada vez más evidencias de que estar físicamente activo puede ayudar también a aliviar el lento deterioro de las funciones cerebrales que se producen con el paso de los años. Nuevos estudios, que recoge la revista TIME (Ver artículo), así lo ponen en evidencia.
Se trata de un nuevo estudio publicado en la revista Neurology: Clinical Practice en el que se han revisado anteriores investigaciones para reelaborar los resultados con otra perspectiva. En estos estudios se utilizaron las respuestas de un total de más de 11.000 personas mayores que habían participado en pruebas sobre sus funciones cerebrales. Con esta nueva perspectiva, se ha encontrado que hacer ejercicio durante seis meses produce importantes mejoras en los resultados en las pruebas cognitivas realizadas.
En concreto, las personas participantes en los estudios mostraron importantes mejoras en su capacidad para resolver problemas y procesar información. El efecto no fue tan evidente en las pruebas de memoria, aunque, señalan los investigadores, hay que tener en cuenta que las funciones cerebrales más complejas están muy interconectadas, incluidas las tareas relacionadas con la memoria. Por ello, en futuros estudios se espera encontrar nuevas evidencias sobre cuáles son las habilidades cerebrales más sensibles a los efectos del ejercicio.
Sobre la cantidad de ejercicio y su influencia en la salud se han aventurado un número de horas a la semana, en concreto la recomendación de los expertos para hacer ejercicio de moderado a intenso es de 150 minutos a la semana para mantener el corazón sano. Pero respecto al cerebro no está claro y gracias a estos estudios se ha concluido que lo más importante es el efecto acumulativo, sin tener en cuenta aspectos de intensidad o frecuencia, es decir, lo que cuenta es el tiempo total que las personas fueron físicamente activas y no los minutos semanales dedicados al ejercicio.
Se cree, como resultado de esta revisión de los estudios, que el ejercicio afecta al cerebro de diferentes maneras, desde preservar la red neuronal del cerebro que comienza a disminuir con la edad, a aumentar la función de las neuronas y mejorar el flujo sanguíneo a las células cerebrales, así como a promover la producción de factores de crecimiento para ayudar a las células involucradas en tareas de pensamiento de mayor nivel.
Los estudios referidos incluyeron diferentes tipos de ejercicio: aeróbico, entrenamiento con pesas y actividades con la mente y cuerpo como el Tai-chi. Lo siguiente será aprender más sobre qué tipos de ejercicio pueden tener más beneficios para el cerebro, así como la forma en que se debe distribuir la práctica de ejercicio en minutos, horas y días. Esa información podrá ayudar a las personas a ser más proactivas para evitar el deterioro cognitivo e incluso ayudar a evitar algunos de los problemas cerebrales asociados con enfermedades degenerativas más graves como la demencia y el Alzheimer.
Para terminar me gustaría destacar tres conclusiones importantes de este estudio. Primero, que una de las principales enseñanzas es que el ejercicio es algo extremadamente bueno para el cerebro y se necesita aprender más sobre ello porque de momento no hay nada mejor para combatir el deterioro cognitivo. Segundo, que los efectos positivos se aplican tanto a las personas sin deterioro cognitivo como a las personas con deterioro cognitivo leve o demencia. Y tercero, que la búsqueda de las mejores recetas de cómo hacer ejercicio para tener un cerebro saludable es muy personal.