He dado muchas vueltas al tema y al final me decido a poner algo sobre Jorge Semprun, que recientemente ha fallecido a los 87 años en su casa de París. Se trata de un pequeño homenaje a una persona íntegra, coherente y vital. No lo hago por ser un político, exministro, ni por ser un buen escritor, sino por ser una persona que representa el paradigma del compromiso y la superación frente a las experiencias más bárbaras que tuvo que soportar.
Como es bien sabido, fue testigo directo de las mayores atrocidades del siglo pasado, cuando estaba preso en el campo de concentración de Buchenwald, con 20 años! Aun así escribió libros llenos de amor a la vida y conservando una envidiable capacidad para reflejar la belleza del mundo. Me gusta porque fue un transgresor, un disidente y una persona con criterio propio, ejemplo de resilencia creativa.
Lo que más me sorprende es que una persona que declaró es su día que vivía con el recuerdo del olor de la carne quemada pudiera sobreponerse y que nunca dejara que el rencor dominara su vida: ”Yo tengo dentro de mi cabeza, vivo, el olor más importante de un campo de concentración. Y no puedo explicarlo. Ese olor se va a ir conmigo como ya se ha ido con otros”.
Pero me sorprende mucho más que todavía haya gente que se permita coquetear con estas ideas, o negar que existieron, afortunadamente son una minoría.