Con motivo de la reciente publicación en España por Editorial Debate del libro Pensar rápido, pensar despacio, del que hablaré en un próximo post, hoy me apetece hablar de su autor, Daniel Kahneman. Kahneman es conocido, entre otras cosas, por ser el primer galardonado con el premio Nobel de Economía sin ser economista. Es catedrático de Psicología de la Universidad de Princeton pero le dieron el Nobel en el año 2002 por sus estudios sobre el comportamiento intuitivo y racional de las personas en la toma de decisiones en momentos de riesgo e incertidumbre.
Sus investigaciones pusieron en duda lo que la teoría económica neoclásica sostenía, que los agentes económicos actúan de forma racional en busca del máximo beneficio. La que se ha conocido como la "economía conductual" ha demostrado con sus estudios que nuestros juicios están cognitiva, emocional y socialmente condicionados, lejos de los mecanismos del mercado y, en muchos casos, de forma inconsciente.
Desarrolló, junto a su colaborador Amos Tversky, la teoría de las perspectivas (prospect theory), que es la que sostiene que en situaciones de incertidumbre los individuos toman decisiones más allá de los principios básicos de la probabilidad, lo que denominaron atajos heurísticos. Un ejemplo de estos atajos es la aversión a la pérdida, según la cual siempre elegimos no perder antes que ganar, lo que supone una respuesta asimétrica en la toma de decisiones.
En psicología Kahneman es conocido por sus investigaciones sobre la teoría hedonista y su búsqueda de teorías alternativas y más complejas a lo que él consideraba una visión muy simplista de la realidad. También por ser uno de los precursores de la psicología positiva y por sus charlas sobre la felicidad y cómo actúan nuestras “trampas cognitivas”.
El objeto de sus investigaciones actuales, que desarrolla en su nuevo libro, es sobre la forma de pensar de los humanos. Según Kahneman tenemos una manera de pensar que es rápida, intuitiva y más emocional a la que denomina Sistema 1 y otra forma más lenta, esforzada y más racional que la denomina Sistema 2. La primera tiende a extraer conclusiones de forma automática y la segunda se caracteriza por obtener respuestas más conscientes.
Esto quizás sea ya conocido pero en lo que pone el énfasis Kahneman es en que en la mayoría de las ocasiones no reflexionamos sobre cuál de las dos formas lleva las riendas y ahí es donde puede actuar la educación. Partiendo de la base de que es difícil cambiar la naturaleza humana, Kahneman sí cree que podemos conseguir una mejor forma de pensar. La educación nos permite ser más eficaces cuando pensamos porque contribuye a usar más el Sistema 2, el racional, pero es muy difícil cambiar el equilibrio de poder entre ambos sistemas.
Próximamente hablaré del libro.