Según una noticia publicada este sábado en EL PAÍS (Ver noticia), un estudio de los departamentos de psicología clínica, neurociencia afectiva, neuroimagen y psiquiatría de la Universidad Libre de Berlín ha llegado a la conclusión de que los narcisistas tienen una estructura del cerebro deferencial, presentan una disminución de materia gris en el córtex cerebral.
Ya se sabe que en la mitología griega Narciso era un joven bien parecido al que Némesis, diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en el agua hasta perder el sentido y ahogarse. Fue Sigmund Freud el que empezó a utilizar ese concepto en el psicoanálisis (Introducción del narcisismo) para describir a una persona encerrada en sí misma que, convencida de su propia importancia, tiene una necesidad patológica de recibir muestras de la máxima atención y admiración. El termino técnico es el de pacientes con trastorno de la personalidad narcisista (NPD: Narcissistic Personality Disorder).
En el extremo contrario se hablaría de personas con empatía. Hay muchas formas de definir la empatía, por ejemplo, es la capacidad que tienen algunos animales, entre ellos el ser humano, de identificarse mental y afectivamente con otro semejante, incluso de percibir lo que el otro puede sentir.
También se ocupó de ello Freud cuando hablaba de los conceptos de empatía e identificación. Según su teoría, el ser humano trata de identificarse para construir su estructura personal, ello, yo y super-yo, diseñar nuestra conducta e identidad en comparación con la de algún semejante. Esta identificación puede ser sana, cuando se identifica con otros de una forma armoniosa, pero también patológica cuando el propio yo queda absorbido en el ajeno o no se quiere modificar la referencia ya establecida y se evita la proximidad a los otros.
Hay mucha literatura al respecto y sería imposible recogerlo aquí, sí me gustaría recordar las diversas apariciones en este blog de Howard Gardner y en concreto cuando habla de la empatía como inteligencia interpersonal en su teoría de las inteligencias múltiples.
Volviendo al estudio que nos ocupa en este blog, al margen de que se pueda leer el artículo entero, me gustaría resaltar que, frente a teorías que afirmaban que la empatía es una capacidad adquirida, sobre todo en la infancia, el estudio concluye que existe una estructura cerebral que identifica a las personas con poca empatía o con el conocido como PND.
El estudio se ha realizado mediante la comparación de la estructura cerebral de 17 pacientes (12 hombres y 5 mujeres) diagnosticados con NPD con 17 personas sin ninguna patología y con la misma tipología. Su principal conclusión fue la evidencia empírica de anormalidades estructurales en los cerebros de los pacientes con NPD. Se trata de una reducción de la materia gris en una parte de su cerebro llamada ínsula que es esencial para la empatía, o identificación con el otro.
Es un primer paso pero abre un nuevo campo de investigación muy interesante.