Este pasado verano me animé a ver la película Hector and the Search for Happiness (Hector y el secreto de la felicidad). Por su título era casi obligado, por lo menos para ver una nueva perspectiva sobre la felicidad, una más. El resultado fue algo parecido a lo que me temía. Una pena aguantar tanta banalidad y tan poca originalidad.
La película, basada en una novela del psicologo francés François Lelord (Le Voyage d'Hector ou La Recherche du Bonheur), cuenta la historia de Héctor, un psiquiatra con consulta privada en Londres, que atiende pacientes algo excéntricos con, aparentemente, la vida resuelta pero con muchas insatisfacciones, la mayoría de ellas veces banales. Como no consigue resultados tangibles y se aburre, entra en una fase depresiva, a pesar de su calidad de vida y que su mujer lo ama y lo cuida como una madre.
Un día se propone investigar qué es lo que hace feliz a la gente en otras culturas y decide emprender un viaje (como hacía Julia Roberts en Come, reza, ama, pero con menos sustancia) por varios destinos lejanos (China, Tíbet, África y Los Ángeles) donde se reencontrará con antiguos amigos, incluida su exnovia, a los que interroga sobre lo que es para ellos la felicidad. En definitiva, se va a buscar "el secreto de la felicidad".
A lo largo de su viaje, cuaderno en mano, va anotando algunas frases ingeniosas que le vienen a la cabeza como resultado de las experiencias que está viviendo. Las frases se convierten en los típicos consejos de autoayuda, lugares comunes que no desvelan ningún secreto ni misterio. Me refiero a frases como estas (en su versión en español):
• Hacer comparaciones puede estropear la felicidad
• Mucha gente cree que la felicidad consiste en ser más rico o más importante
• Mucha gente ve la felicidad solo en el futuro
• La felicidad podría ser la libertad de amar a más de una mujer a la vez
• A veces la felicidad está en no conocer toda LA HISTORIA
• Evitar la infelicidad...no es el camino a la felicidad
• ¿Esta persona principalmente A) Te anima o b) te pone triste?
• La felicidad es seguir tu vocación
• La felicidad es que te quieran tal y como eres
• El miedo es un impedimento para la felicidad
• La felicidad es sentirse completamente VIVO
• La felicidad es saber celebrar
• Escuchar es amar
En fin, siendo positivos, se pasa algún momento interesante, se escapa alguna risa y se agradece el oxígeno que aportan las animaciones tipo motion picture. Casi lo mejor de la película es la presencia del imaginario profesor Coreman (interpretado por Christopher Plummer) que, entre otras cosas, enseña imágenes espectaculares de diversos estudios con técnicas de neuroimagen y "vende bien" enseñanzas como las del tipo: “We should concern ourselves not so much with the pursuit of happiness, but with the happiness of pursuit” ("Deberíamos preocuparnos no tanto en la búsqueda de la felicidad, sino en la felicidad de perseguirla"). Esa parte justifica y salva la película.
Para terminar un consejo, salirse, o apagar el reproductor, antes del final, cuando emprende viaje de vuelta a Londres y pronuncia la terrible frase: "Estamos obligados a ser felices". El que avisa...a no ser que se quiera disfrutar de la música de Dan Mangan en los créditos, quizás merece la pena esperar.