Poco hablamos aquí de literatura, no por ganas sino porque no es el objetivo de este blog. Pero algunas veces hay cosas que merece la pena comentar por su relación con lo que sí aparece. En esta ocasión, y al hilo de lo que el otro día comenté sobre la entrega del Premio Princesa de Asturias a Emilio Lledó (Ver post), quiero llamar la atención sobre el programa de RTVE Imprescindibles del pasado sábado 30 de octubre dedicado a Antonio Muñoz Molina.
Se trata de una serie de conversaciones con su pareja Elvira Lindo, su amigo y filólogo Pablo Valdivia y con su hijo Antonio Muñoz Vico en las que aparecen anécdotas y vivencias en Úbeda, su ciudad natal, Granada, Madrid y Nueva York. Está en la web de RTVE y de verdad que no tiene desperdicio, son 58 minutos pero no sobra ni un segundo, se disfruta pero..., un consejo, practicando mindfulness que es como se conseguirá un mayor placer, no vale el visionado mientras se hace otra cosa.
Vaya por delante que no es una opinión objetiva porque Muñoz Molina no solo es uno de mis escritores españoles favoritos, de los actuales. Tendría que añadir a Javier Marías y Juan José Millas, no sé en qué orden pero sí tengo muy claro que Muñoz Molilna, más que por su magnífica literatura, sobre todo me encanta por su integridad y dimensión humana, muy por delante del resto. Cualquier cosa que dice es una auténtica tesis doctoral en forma de píldoras.
Estamos hablando de un escritor que ha sido ganador de premios tan prestigiosos como el Príncipe de Asturias de las Letras, el Nacional de Narrativa y el Premio Planeta. Es miembro de la Real Academia Española. Está trabajado en la Universidad de Nueva York (seis meses al año) como profesor de literatura creativa y fue director del Cervantes, también en New York, entre los años 2004 y 2006.
Durante el programa merece la pena oír sus opiniones sobre el proceso creativo y sus inquietudes sociales. Lo que es más destacable es su absoluta sinceridad sobre sus miedos o dudas. De agradecer y estimulante, por lo menos para mí, es su confesión acerca de que no se considera un intelectual sino una persona normal que desempeña humildemente un oficio, el oficio de escribir, casi como un artesano. Se define como un hombre de letras porque escribir lo considera como algo que se aprende a hacer, "es tu vida entera".
Pero a lo que vamos, además de lo anterior, que no es poco para los que nos gusta escribir, si aparece aquí es por su advertencia, una más, de la importancia de la cultura en general ("porque no puede haber ciudadanía ignorante") y de las humanidades en particular, de su importancia para el desarrollo personal.
Para Muñoz Molina "las humanidades son una parte importante del equipaje que necesitamos para comprender y, aparte de eso, son una parte del equipaje que tenemos para ser felices, para poder vivir, para desarrollar las mejores capacidades de cada uno. Todo el mundo tiene posibilidades de algo, de algo extraordinario, de algo satisfactorio para sí mismo y de algo útil para la comunidad. Todo el mundo tiene esas posibilidades".
Dentro de las conversaciones del documental hay una afirmación que me gustó también mucho y con la que estoy totalmente de acuerdo, me apetece repetirla aquí en boca de Elvira Lindo: " la literatura te va reconciliando con el propio pasado".