5 nov 2016

Cinco pasos para desarrollar la inteligencia emocional

Sobre la inteligencia emocional parece que todo estaba dicho, y aquí hemos hablado varias veces de ello, pero su autor, Daniel Goleman, siempre es capaz de hacer nuevas y pequeñas aportaciones que enriquecen su teoría. El otro día puse en el Facebook un enlace de un artículo que colgó Goleman en su Linkedin, Five Steps to Develop Emotional Intelligence, que creo suficientemente interesante para dedicarle un post.

Cuando Goleman habla de las doce competencias de la inteligencia emocional (creo que habría que hablar de ello en otro post) da por hecho que se puede mejorar en ellas siempre y cuando cambiemos nuestros hábitos. Para cambiarlos aconseja cinco pasos que permitirán activar zonas del cerebro que se usan para desarrollar esas habilidades, algunas de ellas aprendidas en la escuela. Por eso, anima a cambiar las formas de aprender de la escuela y fijarse más, por ejemplo, en lo que se hace para mejorar en algún deporte: tener un buen modelo, practicar y seguir practicando.

En el desarrollo de estos pasos se fija en el caso concreto de la habilidad "empatía" y el mal hábito de "no escuchar a los demás". Se supone que estos pasos se pueden aplicar a todos los hábitos que influyen en las doce competencias de la inteligencia emocional.

Lo primero que resalta es que es fundamental estar motivado y desear dedicar tiempo y esfuerzo en mejorar las habilidades y corregir los malos hábitos. Es importante porque los circuitos emocionales y sociales del cerebro se desarrollan durante los primeros 20 o 25 años de vida. Durante ese tiempo se desarrollaran hábitos y prácticas, como no ser un buen oyente, que se conservan durante toda la vida. Así que, para cambiar, lo primero hay que pregúntese si realmente nos importa cambiar y saber a dónde se quiere llegar.

Si realmente se quiere cambiar se debe pasar al segundo escalón: preguntar opiniones sobre nuestras fortalezas y oportunidades de crecimiento. Hay que preguntar a las personas en las que confiamos, que nos conocen bien. Lo mejor es utilizar una técnica de 360 grados, es decir calificarse a uno mismo en las doce competencias y que otras personas nos califiquen, sin saber quién hizo cada valoración. De los resultados se podrá extraer dónde se podría mejorar. Recomienda comenzar con una competencia cada vez.

El tercer paso que define Goleman es desarrollar un plan de aprendizaje y tratar de practicarlo. Por ejemplo, para ser un mejor oyente, como núcleo de la competencia de la empatía, se podría plantear dejar de lado las distracciones durante las conversaciones (móvil, otros pensamientos, miradas, etc.). Tanto en este como en todos los malos hábitos, hay que hacer un esfuerzo intencionado y seguir el plan.

El cuarto paso es contar con alguien que pueda ayudar a pensar en cómo hacerlo mejor la próxima vez y evitar caer de nuevo en nuestros malos hábitos. Siempre desde una perspectiva positiva tomándolo como una oportunidad de aprendizaje y no como un fracaso.

Finalmente, el quinto paso es practicar cada vez que se tenga una oportunidad, de forma natural, sin forzar las situaciones. Cuanto más a menudo se haga más fácil será las veces siguientes y se producirá un cambio neurológico hasta conseguir que el nuevo hábito, la base de una mejor competencia, se realice sin tener que pensarlo, porque se habrá convertido en la vía neurológica preferida del cerebro.

Así que a ponerse objetivos y practicar.

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