Como otros años, en las fechas previas a la conmemoración del Día Internacional de la Felicidad, el 20 de marzo, se publica el World Happiness Report 2018 (Descargar documento pdf) una idea promovida por la Asamblea General de las Naciones Unidas y publicada desde el año 2012. Este año ofrece la clasificación de 156 países según su nivel de felicidad y la de 117 países según la felicidad de sus inmigrantes, la gran novedad de este año.
En esta ocasión hay un nuevo país en lo más alto, Finlandia, pero los diez primeros puestos los ocupan los mismos países que en los últimos dos años, aunque con algún intercambio de lugar. Cuatro países diferentes han ocupado el primer puesto en los cuatro informes más recientes: Dinamarca, Suiza, Noruega y ahora Finlandia. Todos los países principales tienden a tener valores altos para las seis variables clave que respaldan el bienestar: ingresos, esperanza de vida saludable, apoyo social, libertad, confianza y generosidad. Entre los principales países las diferencias son tan pequeñas que es de esperar cambios de un año a otro. Estos son los primeros países, donde España retrocede del puesto 34 al 36:
Quizás lo más novedoso del informe es que la clasificación de países según la felicidad de sus poblaciones inmigrantes es casi exactamente la misma que para el resto de la población. Los diez países más felices en la clasificación también ocupan los diez primeros lugares en la de felicidad de los inmigrantes. Finlandia está en la parte superior de ambas clasificaciones, con los inmigrantes más felices y la población más feliz en general.
Como se dice en el informe, la cercanía de las dos clasificaciones muestra que la felicidad de los inmigrantes depende predominantemente de la calidad de vida en la que viven ahora, lo que ilustra un patrón general de convergencia. La felicidad puede cambiar, y cambia, de acuerdo con la calidad de la sociedad en la que vive la gente. La felicidad de los inmigrantes, como la de los nacidos en el país, depende de una gama de características del tejido social, que se extiende mucho más allá de los ingresos más altos que tradicionalmente se pensaba que inspiraban y recompensaban la migración. Los países con los inmigrantes más felices no son los países más ricos, sino los países con un conjunto más equilibrado de apoyo social e institucional para una vida mejor. Si bien la convergencia a los niveles de felicidad locales es bastante rápida, no es completa, ya que existe un efecto de "huella" basado en la felicidad en cada país de origen.
El informe también estudia la migración rural-urbana. Esa migración muestra algunas características de convergencia similares a la experiencia internacional, con la felicidad de los migrantes que se dirigen a la ciudad aunque aún están por debajo de los promedios urbanos.
También hay un estudio de las variaciones que se han producido en la clasificación entre los años 2008-2010, tomados como base, hasta los años 2015-2017. Lógicamente los mayores cambios se producen en países que se encuentran en la parte baja de la tabla, por este orden Togo, Letonia, Bulgaria, sierra Leona y Serbia. En el caso de España nos encontramos en el puesto 100, con un ligero retroceso en estos años. Los más perjudicados son Siria, Malawi y Venezuela, la que peor ha evolucionado.
El Informe finaliza prestando atención a tres problemas de salud emergentes que amenazan la felicidad: la obesidad, la crisis de los opioides y la depresión. Aunque se analiza desde un contexto global, la mayoría de las evidencias y discusiones se centran en los Estados Unidos donde estos tres problemas se han desarrollado más deprisa y de forma más clara que en otros países.
Recién publicado aún no ha dado tiempo a analizarlo en detalle por lo que, una vez hecha su revisión, si se presenta alguna cuestión interesante, lo publicaré en este blog. Una lectura muy recomendable y aparentemente muy interesante. Más sinformación en el enlace: http://worldhappiness.report/.