8 mar 2012

La resiliencia ayuda a manejar la ansiedad

Este año 2012 se celebra en España el Año de la Neurociencia. Entre otros eventos, el 1 de marzo ha tenido lugar el simposium del Instituto Español de Resiliencia (IER), un equipo multidisciplinar de profesionales y científicos que comparten el objetivo común del desarrollo de la resiliencia.

Con posterioridad al simposium se publicó una entrevista en el Diario Médico con la presidenta de este instituto, Rafaela Santos, que es también presidenta de la Sociedad Española de Especialistas en Estrés Postraumático. En esta entrevista aparecen conceptos que creo interesantes para reflejar aquí y aprender.

Según define este Instituto, la resiliencia es la capacidad humana de afrontar situaciones difíciles, saber sobreponerse a ellas e incluso salir fortalecido, transformado por las experiencias adversas. Tiene mucho que ver con la consistencia cognitiva y emocional. Es una cualidad innata pero también se considera un proceso dinámico y por tanto se puede desarrollar como una capacidad de adaptación a entornos adversos sin generar un nivel de estrés negativo.

Como explica Rafaela Santos, ante una situación novedosa, las conexiones neuronales de la amígdala se ponen en alerta y se relacionan con las del córtex, que es donde se controlan los impulsos. En la parte de la amígdala se fabrican catecolaminas (neurotransmisores entre los que están la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina) para que se active esta zona, pero cuando no se detiene la percepción de miedo o de ansiedad se siguen produciendo y aparece la carga alostática (Alostasis es el proceso por el cual el cuerpo reacciona al estrés, bien sea agudo o crónico).

La persona que no gestiona bien la ansiedad es poco resiliente, le falta confianza en sí misma. Pero si se frena la carga alostática se puede modificar la ansiedad. Por ejemplo, mientras que los circuitos del miedo liberan neurotrasnmisores como las colacateminas los de confianza liberan oxitocina, la hormona que protege a las embarazadas del estrés.

Una forma de intervenir es a través de los ansiolíticos pero Santos recomienda formas más permanentes como aplicar psicoterapia.

En general, cuando antes se empiece la psicoeducación mejor porque se puede hacer cuando se están formando los circuitos cerebrales y así se potencian los circuitos de confianza.

La resiliencia no se mide pero se utiliza una escala que valora diez conceptos: autoconocimiento y recursos internos, autorregulación, gestión del estrés, responsabilidad, identidad y autoestima, recursos externos, equilibrio vital, red familiar y social, y coherencia y motivación transcendente. Según los resultados de la escala se puede actuar de forma más precisa.

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