10 feb 2016

La optogenética nos permitirá conocer y controlar el cerebro

Los prestigiosos Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento vienen desde hace años reconociendo trabajos de investigación en distintas disciplinas de la ciencia. Ofrecen una magnifica oportunidad de conocer nuevos avances científicos y por eso aquí han tenido alguna vez su pequeño protagonismo. En este caso, entre los premios de este año, me ha llamado la atención, y por eso quiero comentarlo en este blog, el premio concedido a los desarrolladores de una nueva técnica, la optogenética, que va a permitir conocer mejor el cerebro y, según sus creadores, con ella se podrá modificar el comportamiento.

En su octava edición, el Premio Fundación BBVA en Biomedicina ha sido concedido a los neurocientíficos Edward Boyden, Karl Deisseroth y Gero Miesenböck, por su desarrollo de la optogenética. Esta técnica utiliza la luz para conocer el funcionamiento del cerebro y modificarlo. Con la luz se activan o desactivan proteínas en las neuronas para así controlar su funcionamiento. Está siendo utilizada para estudiar funciones como el sueño, el apetito, el movimiento o el mecanismo de recompensa presente en las adicciones. También para entender los mecanismos de enfermedades como la epilepsia, la enfermedad de Párkinson, la depresión e incluso algunas formas de ceguera.

Hasta ahora se había conseguido controlar y modificar la actividad de grupos grandes, cientos o miles, de neuronas (por ejemplo con terapias químicas o con la electroestimulación) pero no de una forma selectiva como permite la optogenética porque actúa exclusivamente sobre aquellas neuronas a las que previamente se les ha introducido proteínas sensibles a la luz.

Como puntualizan en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), si se piensa en el cerebro como si fuera un ordenador la optogenética sería como el teclado o el ratón que permiten dar instrucciones al cerebro.

En la página web de los premios (Ver web) se puede leer un interesante relato de cómo se gestó esta idea así como la biografía de los tres premiados. Desde que Miesenböck, catedrático de la Universidad de Oxford (Reino Unido) generó su idea a finales de los años noventa del siglo XX hasta que Deisseroth y Boyden, trabajando en la Universidad de Stanford (Estados Unidos), publicaron su trabajo en 2005 y los desarrollos posteriores.

Desde entonces la técnica ha seguido evolucionando basándose en el conocimiento que se tiene por la identificación de las distintas clases de neuronas, y sus funciones, por los genes que expresan. La optogenética emplea estos genes para dirigir las proteínas sensibles a la luz a las neuronas objetivo, de ahí su nombre compuesto de las palabras óptica y genética. Por ejemplo, se utiliza la inyección en el cerebro de virus en cuyo material genético se han introducido los genes de la proteína fotosensible que se expresará solamente en unas neuronas concretas. También se está trabajado con diferentes tipos de luz, lo que amplía la variedad de funciones cerebrales que pueden ser estudiadas.

A día de hoy nadie está usando esta técnica directamente para tratar pacientes pero no se tardará mucho. De momento se avanza también en las implicaciones éticas que tiene el hecho de controlar el cerebro humano, aunque no parece que la técnica sea muy diferente a otros métodos que modifican el comportamiento, como los fármacos o las drogas.

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