Entre los papeles de la prensa que todos, creo, guardamos para leer detenidamente cuando tengamos un ratito de tranquilidad y concentración, he recuperado un artículo de Enrique Rojas, publicado en el ABC, sobre la voluntad, algo de lo que ya hemos hablado aquí en alguna ocasión (Ver post). Una vez más, me gustaría recomendar su lectura (Ver artículo) no solo porque Rojas siempre dice cosas interesantes sino también porque la voluntad es sí misma es más que importante, es fundamental para la motivación.
Para Rojas la voluntad es "la capacidad para conseguir objetivos concretos y luchar, de forma recia, poniendo a la motivación como gran motor de la misma". No solo eso, la voluntad nos determina de forma que una persona con voluntad llega más lejos en la vida que una persona inteligente, por lo que se convierte en una herramienta que vale para casi todo.
En el inicio, Rojas diferencia entre desear y querer. Lo primero responde a los sentimientos mientras que lo segundo se guía por la voluntad. Es más, el deseo es más superficial y fugaz y el querer es algo más profundo y estable. Ambos son sentimientos muy importantes pero diferentes tanto en su concepción como en su influencia en nuestro comportamiento. Por eso: "el hombre superior mira por sobreelevación, no busca lo cercano, sino lo lejano. El hombre inferior vive aferrado a lo inmediato y busca la satisfacción pronta y eminente".
Los deseos se asocian con fuerza, impulso, tirón. Es una necesidad impulsada por un estímulo pero que no deja de ser el registro primario de la afectividad. Sin embargo: "querer es determinación, firmeza, propósito decidido, solidez en el empeño de alcanzar algo costoso de entrada y valioso de salida. Y voluntad es querer".
Como otros muchos, Rojas cree que la voluntad se puede educar. Es una tarea lenta y progresiva que se basa en fomentar los hábitos positivos frente a las rutinas. Lo primero supone una educación continuada mientras que lo segundo es un "comportamiento cansino y sin alma".
Es por eso que mediante la educación y el esfuerzo frente a las circunstancias adversas se obtendrá la recompensa: "Saber esperar y saber continuar. Utilizar la voluntad sin recoger frutos inmediatos: esa es la clave". Para Rojas, uno de los indicadores más evidentes de madurez de la personalidad es tener voluntad firme y consistente, y, al contrario, la poca madurez significa tener una voluntad frágil y vulnerable.
Para terminar quiero reproducir el último párrafo del artículo porque creo que concentra muchas de las ideas planteadas:
"No hago lo que deseo ni lo que me pide el cuerpo, ni lo que me apetece, ni lo que es mejor para mí. Voluntad y felicidad forman un binomio muy estrecho. No se hacen las cosas simplemente por placer o porque a uno le guste, sino por llegar a lo que uno se ha propuesto. La voluntad bien educada lleva a la realización más completa de uno mismo. La educación de la voluntad patrocina la alegría. La voluntad nos lleva, como de la mano, a una vida lograda".