Ya está en marcha el año 2020. Como todos los años cada uno entramos en el año con nuevos propósitos, lo que se conoce como las New Year's Resolutions. Unas buenas intenciones que casi siempre se mantienen como tales intenciones al final de año, es decir, sin cumplirlas. Según los expertos, existen algunas recomendaciones tanto de cara a una buena formulación de nuestros propósitos como a la hora de conseguir cumplirlos. Esta es mi opinión.
Para definir los propósitos de Año Nuevo, o renovar alguno que ha quedado sin cumplir, es fundamental aprender de las experiencias pasadas, estudiar por qué hemos fracasado en nuestros planteamientos y redefinir o reordenar nuestras prioridades. ¿Qué ha fallado para que nuestros propósitos lleguen a buen fin?: Realismo, voluntad y esfuerzo. Es mi diagnostico personal.
Primero, hay que ser realistas, querer abarcar mucho es una apuesta segura para fracasar. Los propósitos no deben ser planteados en grupo sino de forma consecutiva, con prioridades, una vez logrado uno seguir a por el siguiente. Pero su número debe ser limitado, de acuerdo a nuestras posibilidades y teniendo en cuenta las experiencias anteriores. Finalmente, tiene que haber un punto de partida inaplazable porque si no ir posponiendo el inicio supone perder intensidad y compromiso.
Segundo, la voluntad de cumplir los propósitos es el principal agente motivador para llevarlos adelante. No se trata de cumplir con el ritual que cada año nos impulsa a proponernos algo nuevo porque el entorno lo propicie, se debe tratar de un compromiso personal para llevar adelante algo porque realmente lo necesitemos y para el que debemos estar motivados. Para ello debe haber una voluntad real de hacer algún cambio en nuestras vidas, algo que necesitemos, si no de qué vale intentar cumplir con algo que es accesorio.
Tercero, como se suele decir, "el que algo quiere algo le cuesta". Es decir, es fundamental el esfuerzo personal para mantener la tensión y el compromiso para cumplir con todos los propósitos, uno tras otro hasta el final. La falta de constancia llevará al fracaso seguro. Mantener el esfuerzo, y recordar por qué nos hemos comprometido con algo, es el único camino para alcanzar las metas propuestas.
Por todo lo anterior, en cuanto a los propósitos que me he planteado para este año 2020 respecto a este blog, y cumpliendo con lo que he dicho antes, la realidad me obliga a reducir el ritmo de publicación de contenidos. En febrero se cumplirán nueve años de este proyecto. El año pasado, 2019, el ritmo ha sido menor que años anteriores y este año me he propuesto seguir así para cumplir con otros proyectos personales que reclaman mi atención y los tenía un poco abandonados.
Voluntad y esfuerzo no van a faltar. Seguiré al pie del cañón con al menos un post al mes, pero no aseguro más. Espero seguir aportando mi pequeño granito de arena para ayudar a los que lo lean a que no pierdan las ganas de vivir. Espero que no suene muy pretencioso.
Como dije en mi mensaje de final de año, aunque sea un tópico, hay que coger los trenes cuando pasan, es cuestión de atreverse y dejar atrás nuestra zona de confort. No es complicado porque todos los trenes llevan bien visible el destino y si nos equivocamos no pasa nada, hay que aprender de los errores. En estos momentos hay otros proyectos personales que reclaman mi atención y, sin duda, es hora de cumplir con ellos. Es mejor equivocarse que lamentarse por no haber cogido ese tren que pudiera ser la oportunidad de nuestra vida. Así que, mirad bien, no lo dejéis pasar, cojedlo que os llevará hacia la felicidad porque será vuestra decisión y en el camino disfrutareis. La felicidad no es un destino sino un tránsito hacia el cumplimiento de nuestros deseos.