Paseando el otro día por la calle Narváez vi el libro El arte de ser feliz de Arthur Schopenhauer (Editorial Herder) en el escaparate de una librería, estaba a un precio muy interesante y decidí comprarlo. Después de leerlo puedo afirmar que es una joya escrita por un pesimista como era Schopenhauer. No es un libro para de leer y guardar sino para tenerlo muy a mano y consultarlo y releerlo muchas veces. Me ha sorprendido muchísimo, a pesar de que Schopenhauer siempre me ha gustado y ya había leído cosas parecidas como son sus Aforismos sobre el arte de saber vivir y El arte de conocerse a sí mismo (ver una breve referencia en Libros recomendados).
Es un libro que no forma parte de su legado filosófico sino que es un pequeño manual de filosofía práctica, que permaneció escondido durante años, fruto de su interés por la sabiduría práctica de la vida y su afición a recopilar en un cuaderno sentencias de otros pensadores. Lo curioso del libro es que a partir de su concepción pesimista de la vida Schopenhauer invita a usar el ingenio humano y la prudencia práctica para conseguir la felicidad. Se trata de cincuenta reglas para la vida que demuestran que a pesar de su pesimismo metafísico se permite dar consejos para llevar una vida feliz: "Esforzarse y luchar contra algo que se resiste es la necesidad más esencial de la naturaleza humana".
Como cuenta en el prefacio Franco Volpi, recopilador del texto, a Schopenhauer le gustaba dedicarse a la redacción de pequeños tratados para su uso personal, sin la intención de publicarlos. El más conocido es El arte de tener razón, que fue publicado póstumamente a partir de su legado. Mientras que este estaba terminado El arte de ser feliz fue concebido de forma discontinua y estaba disperso en distintos volúmenes y carpetas del legado de Schopenhauer.
Se hacen conjeturas muy contrastadas sobre que este libro lo concibió Schopenhauer tras la lectura del Oráculo manual y arte de prudencia de Baltasar Gracián. También son máximas y, como Gracián, están escritas como reflexiones o comentarios algo más largos que las sentencias o los aforismos. La visión del mundo de ambos era similar, se basaba en un pesimismo desilusionado pero con una suficiente sabiduría de la vida para formular consejos que orientaran sobre cómo mejor dominar la vida.
Poco más que añadir sobre la Eudemonología (así subtitula el libro) sino recomendar encarecidamente su lectura: HAY QUE LEERLO. Lo inicia Schopenhauer considerando que la sabiduría de la vida debería enseñar a vivir lo más feliz posible aún bajo dos restricciones, sin una mentalidad estoica y sin tener un aire de maquiavelismo, es decir, sin austeridad o renuncias pero sin que sea a costa de los demás. Por ello, divide las reglas en aquellas que son para nosotros y las que regirán nuestra conducta para con los demás.
Como no podía ser menos, establece la premisa de que una felicidad positiva y perfecta es imposible y que sólo se puede esperar un estado comparativamente menos doloroso. Al final declara con toda franqueza: "La definición de una existencia feliz sería: una que, vista de manera puramente objetiva, sería decididamente preferible a la no existencia".