16 abr 2013

El miedo a tomar decisiones

Las situaciones de la vida me ofrecen muchas oportunidades para poner en práctica cosas que han ido apareciendo en este blog o para reflexionar y encontrar nuevos contenidos. En esta ocasión me quiero referir a aquellas personas, que todos nos encontramos en nuestro camino, que son casi incapaces de tomar decisiones y siempre tratan acudir en demasía al consejo de los demás, retrasan la decisión e incluso contribuyen a que los problemas se enquisten y sean más difíciles de resolver.

Se puede decir que en general hay tres tipos de personas, las que toman sus propias decisiones sin encomendarse a ninguna influencia externa, las que tienen por costumbre consultar y comentar y en los casos más complicados entrar en contacto con los expertos y, finalmente, un tercer grupo que es objeto de este post, los que tienen gran resistencia al cambio ya sea por miedo a equivocarse o debido a su inseguridad. Lo ideal es estar en una zona media más cercana al primer tipo.

Nunca está de más acudir a los amigos, y sobre todo a los expertos, el problema es que este tipo de personas retrasan una y otra vez la toma de decisiones y al final normalmente no hacen caso de los consejos. Muchas veces lo que buscan no es ser aconsejados sino encontrar cómplices para poder descargar las culpas de sus malas decisiones.

Con estas personas es preciso hacer un importante trabajo terapéutico porque su manera de tomar decisiones forma parte de su personalidad. A ellas habría que recordarles estas tres cosas:

- Hay que perder el miedo a equivocarse. Por supuesto que cualquier cambio entraña incertidumbre y riesgos pero la duda y la pasividad siempre pasan factura, aunque parezca que con el paso del tiempo las posibilidades de elección se reducen, no serán necesariamente las que nosotros quisiéramos. Es más, de muchos errores se aprende, no solo a evitarlos. La superación de los errores mejora nuestra creatividad, porque se adquiere experiencia y madurez para emprender nuevas iniciativas. La vida es puro cambio.

- Hay que aventurarse a salir de la zona de confort. Nos cuesta salir de esta zona y enfrentarnos a novedades porque se está más seguro y estable. Sin embargo, permanecer dentro de una zona demasiado ordenada solo produce rigidez cuando la flexibilidad es lo más indicado para afrontar los cambios.

- Algunos expertos señalan que la toma de decisiones se puede considerar tanto una elección como un descarte de otras posibilidades. Esta visión puede ocasionar que se tenga el sentimiento de que estamos constantemente perdiendo oportunidades, renunciando a algo, y eso puede provocar una sensación de angustia.

Para finalizar una recomendación para estas personas en forma de tres pasos:

1.- Afrontar las situaciones respecto a las cuales queremos tomar una decisión con una perspectiva transparente y en un estado de ánimo neutro, tratando de no influir o condicionar nuestra respuesta para plantear las diferentes alternativas, ya sea solo o, preferiblemente, consultando a otras personas que nos permitan obtener otros puntos de vista.

2.- Tomar la decisión de forma racional y de acuerdo con nuestros objetivos y expectativas. Conviene recordar que grandes expectativas pueden distorsionar el resultado o dar sensación de fracaso.

3.- Ejecutar la decisión tomada sin dejar pasar el tiempo. Se puede caer nuevamente en la duda, el arrepentimiento o que nos sintamos mal con la opción elegida.

Y como colofón unas conocidas palabras de Steve Jobs que se refieren a la toma de decisiones y que pueden ser de ayuda a mucha gente: "Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón".

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