El trabajo lo ha realizado un grupo de investigadores del Psychometrics Centre de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y del departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford (Estados Unidos). Se ha realizado el estudio de cerca de 90.000 usuarios de la red social Facebook, a los que se sometió a un test de personalidad basado en 100 preguntas.
El análisis de los "me gusta" de los usuarios de la red permitió a estos investigadores hacer un programa de ordenador que consigue hacer un perfil más ajustado que los propios amigos, familiares o compañeros de trabajo. El resultado está relacionado con el número de "me gusta". Así, con un promedio de 227 "me gusta", mientras más se analizan los resultados son mejores. Por ejemplo, con sólo 10 la máquina es capaz de hacerlo mejor que un compañero de trabajo, con 70 mejor que un amigo y con 150 "me gusta" lo hace mejor que un miembro de nuestra familia.
La validación se realizó comparando los resultados de la máquina con los perfiles psicológicos que habían sido hechos a los usuarios participantes en la muestra por al menos dos personas, amigos, familiares o compañeros de trabajo.
Los autores de la investigación creen que estos resultados facilitarán la relación entre los humanos y los ordenadores pero también advierten del peligro que puede suponer la utilización de este tipo de programas para invadir la intimidad de los usuarios e incluso influir en su forma de pensar, actuar, consumir, etc.
La noticia no puede extrañarnos, pues seguro que todos hemos tenido ya alguna experiencia de intromisión en nuestros hábitos de consumo cuando en Internet se nos presentan constantemente ofertas comerciales que están relacionadas con anteriores búsquedas nuestras en la red.
Es difícil luchar contra ello y la única receta, de momento a la espera de legislaciones que protejan mejor la intimidad, parece que es SER MUY PRUDENTE CON LO QUE EXPRESAMOS EN LAS REDES y mantener la cabeza fría sobre las ofertas que se nos planteen. Ah, y muy importante, realizar constantes eliminaciones de nuestro pasado "virtual" en las redes y, por supuesto, cambiar nuestras contraseñas periódicamente en nuestras páginas web más personales.
Dicho esto, hay que alegrarse del avance que esto puede suponer para la investigación en psicología y el mérito de las personas que han realizado el programa de ordenador.