En un post reciente hablaba del libro Focus de Daniel Goleman (Ver post). El otro día alguien cercano, que me lee, me comentó su pena porque en la reseña del libro no apareciera un poco más sobre el tema de la empatía.
Es cierto que al tratar de resumir alguno de los contenidos del libro puede que no haya aparecido suficientemente lo que Daniel Goleman pretendía decir sobre la empatía pero también es cierto que no es un tema central del libro sino instrumental. Es por ello que me animo a incluir algo más de lo que habla Goleman en su libro y, de paso, añadir algunas cosas de las que ya han aparecido en este blog.
Efectivamente, la empatía ya ha sido tratada en alguna ocasión en este blog. Por ejemplo (Ver post) cuando apareció un estudio de la Universidad Libre de Berlín que señalaba que, frente a teorías que afirmaban que la empatía es una capacidad adquirida, más en la infancia lógicamente, existe una estructura cerebral que identifica a las personas con poca empatía. En concreto, los narcisistas presentan una disminución de materia gris en el córtex cerebral. Un hecho importante a tener en cuenta.
Como ya comenté, Goleman habla de tres variedades de empatía: cognitiva, emocional y la preocupación empática. Se pueden ver más detalles en el post correspondiente. Pero además, habla de otros conceptos relacionados con la empatía y su influencia en la atención y en el conocimiento de los demás.
Como dice Goleman, hay personas que tienen un talento especial para reconocer emociones en los demás, son socialmente muy sensibles. Si se utiliza adecuadamente ese talento puede ayudar a aumentar nuestra inteligencia social y hacernos saber cuándo un tema es delicado, el momento en que una persona prefiere estar sola o cuando necesita una palabra de aliento.
Pero si una persona no sabe gestionar adecuadamente esa información puede suponer un gran problema. Y es que la empatía depende del musculo de la atención ya que, para sintonizar con los sentimientos ajenos, es necesario conectar con las señales emocionales de otros individuos. Está demostrado que las personas empáticas tienen más amigos y mayor éxito profesional.
Goleman habla también de las neuronas espejo, para algunos la prueba fisiológica de la empatía, y de lo mucho que queda por saber en lo que respecta a las neuronas y sus funciones. De momento se han encontrado en humanos, en primates y en algunos mamíferos con inteligencia y resultan fundamentales en los procesos de aprendizaje por imitación. Además de emociones, se imitan movimientos corporales, expresiones, etc., todo ello de forma inconsciente y automática.
Finalmente, me parece interesante resaltar los comentarios que realiza Goleman sobre la importancia de lo que llama el equilibrio de la empatía, porque la empatía también tiene sus riesgos. La activación excesiva de los sentimientos de simpatía puede llegar a provocar una fatiga de la compasión. Es clave equilibrar los diferentes niveles de empatía porque un exceso puede acabar con el autosacrificio.