El pasado domingo 24 de enero falleció en Boston, a los 88 años, Marvin Minsky, uno de esos científicos que dejan huella por su contribución al progreso humano. Gran impulsor y experto en Inteligencia Artificial (IA), desarrolló todas sus investigaciones en el MIT (Massachusetts Institute of Technology). Ya hemos hablado aquí de él alguna vez.
En el MIT fundó el Laboratorio de Inteligencia Artificial en la década de los años 50 del siglo pasado. En 1985 publicó su libro más conocido, The Society of Mind (La sociedad de la mente, donde avanzaba en su intento de hacernos comprender el funcionamiento del cerebro humano y la posibilidad de desarrollar máquinas inteligentes.
No se trata aquí de hacer una necrológica completa porque ya se publicarán otras de gente más preparada. Sí recomiendo, para los interesados, la que ha publicado la revista del MIT en castellano (Ver) o la presentación de su nominador al premio BBVA de 2013, el profesor Patrick Winston (Ver).
Entre otras cosas, me gustaría resaltar su participación en una película que a todos los que tenemos una edad respetable nos dejó huella, me refiero a 2001: Una odisea del espacio. Es conocido que Stanley Kubrick, su director, le consultó cuando estaba preparando la película para desarrollar el personaje del famoso ordenador HAL. También es conocido que inspiró el argumento de Parque Jurásico, de Michael Crichton.
Entre sus múltiples reconocimientos cabe destacar que en 1969 había recibido el máximo galardón de las ciencias de la computación, el premio Turing, y en 2013 recibió el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA. Es muy interesante escuchar el discurso de la entrega de estos premios en el que nos recordaba que "la investigación sigue necesitando ordenadores más inteligentes que nos ayuden a comprender nuestro propio cerebro y nos enseñen cómo aprendemos a pensar y a sentir".
Además, reconocía que a pesar del tiempo transcurrido desde que se está trabajando en IA, los ordenadores siguen siendo incapaces de aprender cómo los humanos y otros animales aprenden y, por eso, animaba a esta generación a seguir trabajando en investigación básica para que nos ayude a resolver finalmente "los problemas cada vez más difíciles que nuestras sociedades habrán de afrontar y para que podamos construir máquinas que resuelvan problemas cada vez más difíciles".
En ese discurso agradecía las enseñanzas a sus maestros, entre otros nada menos que el matemático John von Neuman y el ingeniero y matemático Claude Shannon. También agradecía a sus colegas con los que trabajó en la definición del nuevo campo de la IA. Se refería a cuando en 1956, en una conferencia celebrada en el Dartmouth College de New Hampshire, puso las bases científicas de la IA junto con John McCarthy, Allen Newell y Herbert Simon, todos ellos fallecidos.
Recomiendo también una intervención en las charlas TED, grabada en febrero de 2003, sobre la salud y la mente humana.
Nada más, quizás Marvin Minsky fue demasiado adelante en sus ideas sobre que en el futuro las máquinas y los humanos tendrían la misma inteligencia. Incluso afirmaba que el que diga que hay diferencias básicas entre la mente de los hombres y de las máquinas del futuro se equivoca, que únicamente se debe a la falta de medios económicos y humanos. Pero con esas ideas tan arriesgadas es como se progresa, aunque solo sea en el camino de búsqueda. Descanse en paz, que merecido se lo tiene.
Motívate, sé positivo, busca tu felicidad y disfruta. Tú eres lo importante, el resto se verá favorecido por ti. El secreto de la felicidad no está en tener o hacer sino en ser, y no hay mejor forma de ser que decidir por uno mismo y estar con quien se desea.
28 ene 2016
Marvin Minsky, otro cerebro privilegiado que nos abandona
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