20 jul 2018

¡Atrévete a pensar!

La frase ¡Atrévete a pensar! ("¡Sapere aude!") debería ser más conocida y tenida en cuenta de lo que en realidad es. En la sociedad actual hay demasiada gente que se deja llevar por lo que piensan otros y no son capaces de tener un criterio propio. En la última feria del libro de Madrid me encontré la reedición de este libro de Alianza Editorial que por supuesto me compre, leí y creo muy necesario reivindicar una vez más esta frase, como se sabe uno de los lemas de la Ilustración.

El libro, prologado y editado por Roberto Rodriguez Aramayo, incluye el pequeño texto de ¿Qué es la Ilustración?, además de otros artículos en los que Kant desarrolla sus ideas sobre la historia, sus concepciones morales y sus ideas políticas, como su interesante Teoría y práctica, en los que no voy a entrar porque a pesar de ser interesantes se alejan del objetivo de este blog.

Cuando por Europa se extendía el pensamiento racional frente al oscurantismo de la Edad Media, en lo que se llamó "Siglo de las Luces" (civilizando a la humanidad como diría Voltaire), en 1784 publica Immanuel Kant este pequeño texto en el que pretende dar respuesta a la pregunta de ¿Qué es la Ilustración? Nunca se ha dicho tanto en tan pocas palabras y con tanta validez y permanencia.

En su respuesta sobre lo que es la Ilustración, Kant en realidad explicó prácticamente lo que aplicaba él mismo en sus clases de filosofía, sus alumnos recibían como única consigna la de pensar por sí mismos. La frase ¡Atrévete a pensar! significa acostumbrarse a utilizar nuestra propia inteligencia y aprender a emanciparse de cualquier tutela para alcanzar una madurez intelectual que, demasiadas veces, se rehúye por simple comodidad. El que piensa por cuenta propia, afirma Kant, evitará sucumbir a los prejuicios, la superstición y el fanatismo.

Para qué dar más vueltas al tema, lo mejor es leer el libro, del cual incluyo aquí el contundente primer párrafo, sobran las palabras: "Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración".

Termina su texto con una advertencia a los políticos de cómo deben tratar al hombre nuevo que surja al asumir las ideas de la Ilustración, a los cuales aconseja, por su propia conveniencia, tratar al hombre ilustrado conforme a su dignidad porque ahora es algo más que una máquina. Cuánto nos queda por aprender todavía, ya en pleno siglo XXI!

Nada más, en algún momento afirma Kant que "Es tan cómodo ser menor de edad', y yo añadiría lo que dijo Santiago Ramón y Cajal: "Como hay talentos refinados por el estudio, hay mentalidades entontecidas por el desuso".

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