El estudio del cerebro de los humanos es un tema sobre el que solemos hablar en este blog. Sigue siendo un territorio por explorar y no se sabe hasta cuándo se podrá seguir extrayendo información, ya sea por técnicas basadas en el magnetismo o mediante impulsos eléctricos. Una de las principales dificultades ha sido hasta ahora que el cerebro está encerrado dentro del cráneo, lo que dificulta mucho el acceso a su estructura. Un nuevo estudio se atreve a aventurar que el ojo podría ser una ventana abierta al cerebro y que asomándonos a la retina de un persona podríamos estar mirando a su cerebro.
Según un estudio realizado por un grupo de investigadores del Moorfields Eye Hospital de Londres, realizado con el objetivo de estudiar la estructura del ojo en busca de signos de deterioro cognitivo, los cambios en el cerebro podrían suponer cambios en el tejido nervioso conectado a él. Concretamente se fijaron en la capa más baja de la retina que une el tejido sensible a la luz con el cerebro.
Los resultados han demostrado que las personas con una capa más delgada de la retina tienen más probabilidades de fallar en las pruebas cognitivas realizadas que las que tienen una capa más gruesa. Se concluyó también que el grosor de esta capa determina el deterioro cognitivo a medida que se envejece, de forma que los que la tiene más fina son más propensos a sufrirlo.
En el estudio se utilizaron los datos médicos de medio millón de voluntarios. De ellos 32.000, con edades comprendidas entre 40 y 69 años, proporcionaron información obtenida en escaneos oculares y valoraciones en pruebas cognitivas. Se ha tratado por tanto de un número relevante de participantes. Para evitar interferir con los resultados, se aseguraron que ninguna de estas personas hubiera sido diagnosticada con diabetes o con una enfermedad neurodegenerativa. Se repitió una segunda prueba cognitiva tres años más tarde.
Aunque estos resultados han mostrado solo una correlación entre la estructura del ojo y la salud del cerebro, sin una explicación clara, sí parece que sugieren que explorar los ojos puede ser un camino interesante para diagnosticar e incluso predecir el deterioro cognitivo. En concreto, se destaca en el estudio la esperanza que se vislumbra para el conocimiento de la demencia, una enfermedad que actualmente carece de pruebas predictivas.
Y yendo más allá, se piensa que en el futuro una simple exploración óptica podría permitir un diagnóstico sobre la salud mental y podría ser un camino para nuevas exploraciones hacia el cerebro.