El otro día, leyendo la crónica del homenaje civil que se organizó a Javier Pradera, en el tanatorio de Tres Cantos en Madrid, hubo una referencia a la responsabilidad de los humanos que me hizo recordar una cita de Jean Paul Sartre que ya he incluido aquí en varias ocasiones (lo de que somos semicómplices y semivíctimas de lo que nos ocurre) y me apetece decir algo más sobre el tema.
En el acto se reunieron numerosas personalidades de la cultura y de la política. Entre los que hablaron y contaron anécdotas sobre Pradera estuvieron Miguel Angel Aguilar, Joaquín Estefanía y Francisco Calvo Serraller. Fue este último el que recordó la primera vez que Pradera le mandó callar y cómo aquello le hizo comprender que uno debe ser responsable de lo que hace y dice, gran frase que me motiva a hacer un recordatorio de unos párrafos de El ser y la nada que cuando hace años los leí me dejaron huella.
Lo que dijo sobre la responsabilidad Jean Paul Sartre se debe leer con tranquilidad y reflexionar. Para empezar afirma que "el hombre, al estar condenado a ser libre, lleva sobre sus hombros el peso íntegro del mundo; es responsable del mundo y de sí mismo en tanto que manera de ser".
La responsabilidad la considera Sartre como "la conciencia (de) ser el autor incontestable de un acontecimiento o de un objeto", de forma que "cualquiera que fuere la situación en que se encuentre, debe, pues, asumirla enteramente con su coeficiente de adversidad propio, así sea insostenible; debe asumirla con la orgullosa conciencia de ser autor de ella, pues los mayores inconvenientes o las peores amenazas que pueden tocar a mi persona solo tienen sentido en virtud de mi proyecto y aparecen sobre el fondo del compromiso que soy. Es, pues, insensato pensar en quejarse, pues nada ajeno o extraño ha decidido lo que sentimos, vivimos o somos. Esa responsabilidad absoluta no es, por lo demás, aceptación; es simple reivindicación lógica de las consecuencias de nuestra libertad".
Y, finalmente, añade: "Lo que me ocurre, me ocurre por mí, y no podría ni dejarme afectar por ello, ni rebelarme, ni resignarme. Por otra parte, todo lo que me ocurre es mío; por ello ha de entenderse, en primer lugar, que siempre estoy a la altura de lo que me ocurre, en tanto que hombre, pues lo que ocurre a un hombre por otros hombres o por él mismo no puede ser sino humano".
Grande Pradera y grande Sartre.