13 feb 2019

El circuito de la esperanza de Martin Seligman

Por fin salió la edición traducida del último libro de Martin E. P. Seligman, El circuito de la esperanza (The Hope Circuit. A Psychologist's Journey from Helplessness to Optimism) y aunque lo empecé a leer en inglés, lo he vuelto a leer en castellano porque siempre se escapan matices importantes cuando se usa el lenguaje más específico de la psicología. La impresión no puede ser más impactante y considero que debería ser un libro de lectura obligada en las facultades, y no solo de psicología.

Incluye de una forma cronológica y autobiográfica las muchas contribuciones de Seligman a la psicología, desde su primer gran trabajo sobre la indefensión aprendida (que al final confiesa que no era tan exacto como creía), pasando por el optimismo aprendido, la psicología positiva, el entrenamiento para los militares en resiliencia, la catalogación y medición de las fortalezas de carácter y sus aportaciones a las diversas ramas de la psicología positiva: educación positiva, salud positiva y psicoterapia positiva.

El libro se inicia con una descripción subjetiva de la situación de la psicología cuando Seligman empezó a trabajar en este campo, en la década de los años 60 del siglo pasado. Para él, la psicología estaba dedicada en aquellos tiempos a combatir la miseria: “era la ciencia de cómo el trauma pasado crea los síntomas presentes”. Hoy, gracias fundamentalmente a la psicología positiva impulsada por el propio Seligman, está cada vez más enfocada no en lo que paraliza la vida sino en lo que hace que valga la pena vivir.

La lista de colaboradores y seguidores que aparecen en el libro es extensisima y algunos de ellos suelen aparecer en este blog, por ejemplo: Abraham Maslow, Mihalyi Csikszentmihalyi, Ed Diener, Barbara Fredrickson, Sonja Lyubomirsky, James Pawelski o Chris Peterson.

Dos hechos relata en el libro como los puntos de inflexión en su personalidad y en su carrera profesional. Primero, cuando aprendió a estudiar el optimismo gracias a una conversación con su hija Nikki cuando ella acababa de cumplir cinco años. En ese momento su hija le reprochó que siempre le dijera que era una llorona y ella para celebrar su cumpleaños había hecho la promesa de no llorar tanto. Así, le dijo a su padre ese día: “Para el día de mi cumpleaños decidí que iba a dejar de lloriquear y eso fue lo más difícil que hecho jamás. Y si yo puedo dejar de lloriquear, tu puedes dejar de ser tan gruñón”.

El segundo cuando con unos 30 años recién llegado a la Universidad de Penn estaba trabajando en psicología animal experimental y Aaron Beck (padre de la terapia cognitiva conductual) le dijo que si seguía con eso y no hacía más trabajo aplicado estaba perdiendo el tiempo. Un sueño unas noches más tarde ayudó a consolidar su decisión de cambiar la trayectoria de su carrera y de la psicología:

Sin duda, es una lectura imprescindible para todos aquellos que estén interesados en la psicología positiva, su gestación, su historia y conocer la personalidad de su fundador y uno de los más reconocidos psicólogos de la actualidad. En The Hope Circuit, Seligman hace una descripción profundamente personal de su trayectoria enfatizando la importancia de virtudes como la esperanza, la gratitud y la sabiduría para nuestra salud mental.

Por no alargar demasiado este post, en uno próximo haré una descripción más pormenorizada de lo que en el libro llama “el circuito de la esperanza”, un nuevo concepto aportado por este gran innovador de la psicología.

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