12 abr 2015

Michael de Montaigne en el siglo XXI. Apuntes sobre el Libro I de Los ensayos

Como dije en un post anterior (Ver post), gracias a un regalo de cumpleaños he tenido el placer de disfrutar en su totalidad de Los ensayos de Michael de Montaigne en su edición de Acantilado, que retoma la versión de Marie de Gournay.

Ya había tenido la oportunidad de leer algunas ediciones parciales, como por ejemplo la selección ilustrada de Salvador Dalí, pero la lectura completa que acabo de terminar me ha permitido tener una visión más completa de Los ensayos y me gustaría compartirla en este blog. Simplemente para reflejar mis impresiones y hacer algunas recomendaciones relacionadas con los temas que aquí aparecen y que pueden ser útiles para las personas que siguen este blog. Con objeto de hacer más legible estos comentarios lo dividiré en tres post, uno por cada uno de los libros.

Es cierto que tratar de destacar unos ensayos de Montaigne frente a otros es complicado y arriesgado, pues al mismo Montaigne le gustaba resaltar la condición de unidad, incluso asumiendo sus propias contradicciones personales presentes en el libro. Lo cierto es que la imagen de conjunto creo que tiene sus fisuras. Para mí la principal crítica vendría de la excesiva utilización de temáticas guerreras, claro que para aquellos tiempos el tema tenía otra consideración.

Dicho esto, la imagen de conjunto no puede ser más positiva, gratificante y hasta desafiante porque en todo momento la lectura te está sugiriendo "vuelve a leerme otra vez con más atención" y ese es un síntoma muy significativo de que lo que estás leyendo te está atrapando.

Es conocido que Montaigne comenzó esta obra cuando voluntariamente dejó sus ocupaciones más o menos políticas en Burdeos y se retiró a su castillo en el Périgord francés. Montaigne publica los libros I y II en 1580 y el tercer libro en 1588 junto con nuevas versiones de los libros I y II, pero siguió corrigiendo y ampliando el texto hasta su muerte en 1892. Por ello se conocen dos versiones, la de Burdeos (titulada Ensayos) y la póstuma de Paris de 1595 editada por Marie de Gournay (titulada Los ensayos), que es la publicada por Acantilado, aunque con la interesante aportación de que se diferencian los párrafos de las distintas ediciones.

Antes que nada, creo que es interesante tener en cuenta la intención de Montaigne al escribir Los ensayos. Él lo deja claro en una introducción dirigida Al lector en la que manifiesta que es un libro de buena fe con el único fin doméstico y privado dedicado al interés particular de sus parientes y amigos para que así alimenten el conocimiento que han tenido de él. Quiere que se le vea en su manera de ser simple, natural y común, sin estudio ni artificio, y termina: "Así, lector, soy yo mismo la materia de mi libro, no es razonable que emplees tu tiempo en un asunto tan frívolo y tan vano. Adiós, pues".

Lo primero que quiero recomendar es la lectura del magnífico estudio introductorio de J. Bayod Brau, el traductor de la obra. Sobre los ensayos hay algunos que me gustaría recomendar, sin más comentario, pero de otros sí que merece la pena añadir algú detalle.

Empezando por el Libro I, y por orden de lectura, primero destacaría un magnífico ensayo corto dedicado a la memoria, Los mentirosos (IX), o más bien a su mala memoria, seguramente exagerado pero que no tiene desperdicio. No menos magnífico, y corto, es el dedicado a la costumbre de juzgar precipitadamente a las personas con el título de Que nuestra suerte debe juzgarse solo tras la muerte (XVIII). Otros dos recomendables de este Libro I, cortos y fáciles de leer, son: Hay que dedicarse poco a juzgar las reglas divinas (XXXI), sobre la impostura de hablar sobre las cosas desconocidas porque asegura que la ignorancia de los oyentes brinda una bella y amplia carrera, y plena libertad, al manejo de una materia oculta, y Catón el joven (XXXVI), sobre el error común de juzgar al otro según lo que uno es.

Muy recomendable es el final del ensayo Que la experiencia de los bienes y los males depende en buena parte de nuestra opinión (XL), sobre nuestros miedos y cómo afrontarlos, y, para acabar con el Libro I, un ensayo, de apenas dos páginas pero impecable, sobre nuestras imperfecciones e insatisfacciones: Una sentencia de Cesar (LIII).

Seguiremos (Ver posts del Libro II y del Libro III).

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