31 mar 2020

Así es un idiota amarillo, según Thomas Erikson

Continuando con el libro Surrounded by idiots, de Thomas Erikson (ver post), voy a intentar resumir lo que es, cómo se comporta y cómo hay que comunicarse con una persona catalogada como AMARILLO, según la clasificación de Erikson. De acuerdo con el modelo hipocrático, el color amarillo se corresponde con la conducta sanguínea y Erikson la define bajo la etiqueta de "Influyente".

Para analizar lo que propone Erikson sobre lo que define a una persona amarilla voy a desarrollar tres apartados: sus características; qué se debe hacer frente a una persona amarilla; y, en tercer lugar, las posibilidades de influir o criticar a una persona amarilla.

1.- Características de una persona con perfil dominante amarillo

Lo primero que señala sobre los amarillos es que son, en resumen:

- De reacción rápida
- Máximo esfuerzo en la implicación
- Mínimo interés en la rutina
- Su marco temporal es el futuro
- Actuación impulsiva
- Tendencia a rechazar el aislamiento

Una persona amarilla es aquella que responde a las características que aparecen en la figura de abajo, está en inglés porque la traducción de la edición española es parcial y no me gusta mucho. Esta es mi versión y lo dejo en inglés por si alguno quiere leerlo del original. Un AMARILLO es: hablador, entusiasta, persuasivo, creativo, optimista, social, espontáneo, expresivo, encantador, lleno de vitalidad, egocéntrico, sensible, adaptable, inspirador, necesita que le presten atención, alentador, comunicativo, flexible, abierto, sociable, imaginativo y de trato fácil.


En definitiva, las personas en las que domina el amarillo (recordemos que según el autor apenas un 5% de la población es de un color único, el resto son mezcla de dos o tres colores) son de la siguiente manera.

Es una persona muy positiva, optimista, sonríe y se ríe sin parar, es divertida. Son tremendamente simpáticos y tienen mucha energía y la mente muy rápida, a veces cuesta seguirles el ritmo. Les gusta vivir la vida y siempre buscan motivos para disfrutarla. Tienen mucha energía y tendencia, se les da bien, a poner a prueba a los demás, como si fueran niños pequeños.

Suelen establecer muchas relaciones interpersonales por lo que tienen amigos en todas partes, también es una forma de ejercer una de sus mayores virtudes como es la de ser influyente, influyen mucho en quienes les rodean. En sociedad mantienen mucho contacto físico, suelen acercarse a los demás con una actitud relajada y alegre, animan cualquier reunión, y miran a los ojos de manera amistosa, usando muchos gestos expresivos que hacen que los demás se sientan bien e importantes. Su tono de voz suele tener inflexiones y cambios de ritmo, fuerza e intensidad. Como hablan mucho y manejan bien la retórica, son persuasivos aunque también meten mucho la pata, porque suelen hablar con el corazón. A muchas personas les molesta su locuacidad sin límite.

Son muy creativitos, intuitivos y emprendedores, aunque muchas veces sus ideas no pueden ponerse en práctica porque el realismo no es lo suyo. Siempre están dispuestos a tomar decisiones, no les asustan demasiado los riesgos y su zona de confort es bastante amplia, aunque a veces no pueden explicar con argumentos racionales por qué toman esas decisiones. A menudo emprenden varios proyectos al mismo tiempo pero casi nunca tienen la suficiente capacidad de concentración que necesitarían para acabar algo del todo, al final se cansan y cambian a otra cosa. Eso sí, siempre están dispuestos a experimentar nuevas sensaciones.

Uno de sus defectos es que no poseen paciencia para escuchar a los demás, a mitad de frases interrumpirán para hablar de algo completamente diferente y si nos descuidamos protagonizarán totalmente la conversación.

Los amarillos casi nunca admitirán que son descuidados pero la verdad es que no les resulta fácil controlar las cosas, son desordenados pero en su caos hay un orden. Si bien son igual de egoístas que otros colores lo cierto es que siempre parecen ser más egoístas.

2. Qué hacer frente a una persona amarilla

Los amarillos odian sentirse controlados, son espíritus libres y no obedecen a nadie, por tanto, hay que ser muy diplomáticos con ellos si se quiere que la relación vaya bien, hay que adaptarse y no es fácil. Una persona amarilla de mal humor no es una buena compañía.

Los amarillos se desenvuelven mejor si están de buen humor, en esos momentos su creatividad alcanza su punto álgido y toda su energía positiva fluye. Por eso, para adaptarse a la conducta amarilla hay que procurar mantener su atención, eliminando todos los detalles posibles, y priorizar las novedades, lo interesante y, sobre todo, lo innovador. Hay que procurar ser accesible, demostrar disponibilidad, sonreír mucho y que el lenguaje corporal sea abierto, pero evitar que acaparen toda la atención.

Como los amarillos no saben escuchar, hay que ser muy concretos y dejar claro el mensaje que se quiere trasmitir, si no es probable que lo que se diga le entre por un oído y le salga por el otro. Además, hay que asegurarse de que han entendido todo lo que se les dice, incluso conviene repetir los mensajes y que lo repitan ellos, como comprobación. En el caso de los compromisos o citas, hay que asegurarse bien de que lo tienen claro porque, como son optimistas, no les gusta apuntar las cosas y su falta de atención propicia el que se olviden.

3. Cómo criticar a una persona amarilla

Para criticar a una persona amarilla hay que tratar de evitar que desvíe la conversación y se diluya nuestra intención de criticar. Se deben poner ejemplos claros y concretos y conseguir que los acepte y tener cuidado porque es posible que no esté escuchando. Hay que asegurarle que no estás criticándole a él como persona sino solo su conducta. De todas formas, no suelen escuchar y únicamente ponen en práctica los cambios que se les ocurren a ellos, aunque sean inducidos por los comentarios nuestros.

Lo mejor con los amarillos es tener mucha mano izquierda mimando mucho su ego, tanto como seamos capaces, para que al final parezca que las ideas son suyas. En contra de lo que podría pensarse, los amarillos son muy reacios a cambiar, los que más, a pesar de su flexibilidad y su creatividad. Suelen tener la tentación de ante la crítica hacerse el mártir, están muy a la defensiva.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que su mala memoria también falla en lo que respecta a los enfados así que igual que se toman muy mal las críticas, y normalmente no hacen caso, también las olvidan muy pronto. Por tanto, si somos capaces de aguantar sus quejas y lamentos por las críticas, y alguna que otra lágrima ocasional, se debe avanzar hacia el objetivo que es lograr un cambio que podría ser muy positivo para ambos. Con paciencia y perseverancia se conseguirá.

Como ejemplos de personas con carácter dominante amarillo Erikson cita a a Robin Williams, Jim Carrey, Richard Branson, Dolly Parton o George Bush hijo.

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