11 abr 2020

Ante la COVID-19

Estamos todos sorprendidos y algo confusos con la situación provocada por el virus SARS-CoV-2. La propagación de la enfermedad conocida como COVID-19 ha superado todas las previsiones y ha sobrepasado la capacidad de reacción de todos los estados que se han visto afectados. Es complicado tener la seguridad de que el camino seguido es el adecuado, todos los países están cometiendo errores y aprendiendo a medida que la pandemia se extiende. Estas son algunas reflexiones sobre esta pandemia, desde la perspectiva de los temas tradados en este blog.

No se trata aquí de hablar de si las decisiones tomadas han sido acertadas o no, no soy ni el más indicado ni es el sitio adecuado. Además, no es el momento de pedir explicaciones sino de actuar y colaborar, ya vendrá el momento de analizar lo que se ha hecho y saber extraer las enseñanzas para otra pandemia de este tipo, que seguro que vendrá tarde o temprano.

Lo que es interesante destacar es que nos enfrentamos a un enemigo invisible y global. Esta pandemia afecta a todos los humanos de cualquier territorio y, lo que es más sorprendente, de todas las condiciones sociales, no hay diferencias. Por ello, las soluciones tienen que ser globales, no locales. Y lo sorprendente de cómo se está actuando es que la unión y la solidaridad se han manifestado de una forma mucho más evidente en los individuos que en las instituciones, esperemos que esa dinámica cambie.

Salvo la Organización Mundial de la Salud (WHO en sus siglas en inglés), el resto de instituciones internacionales han actuado de momento de forma insolidaria, incluso los países han actuado cada uno por su cuenta compitiendo entre ellos por los suministros de material sanitario o incrementando las medidas aislacionistas. Un vergonzoso "sálvese quien pueda". Mientras, los individuos se han unido y buscado el beneficio de todos, están siendo con diferencia mucho más solidarios y hasta arriesgan sus vidas y sus patrimonios por ayudar a los demás.

Y es que, en contra de lo que se suele pensar, las crisis casi siempre tienden a sacar lo mejor de las personas, más que las tentaciones perversas. Por ejemplo, cuando el episodio de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 se pudo comprobar que las personas no huían del desastre sino que se volvían para para ayudar a otros a escapar con riesgo para ellos. Por contra, ocurre que en los desastres una minoría intenta aprovecharse de la situación, aunque suelen ser hechos anecdóticos no hay que olvidarse de ellos.

Proteger a los demás es una tarea que se ha demostrado motiva a las personas y provoca una sensación de estar haciendo lo que se debe. Por ejemplo, en estos momentos se sabe que es más motivador y efectivo para los trabajadores del sector sanitario primar la protección de sus pacientes que invocar su propio interés, sin olvidarse de ellos, obviamente. De igual manera, observar las actuaciones heroicas de personas que se sacrifican por los demás con riesgo para ellos mismos produce lo que los psicólogos denominan la "elevación moral": un sentimiento que nos inspira empatía y optimismo haciéndonos actuar de manera más altruista.

Otro efecto añadido a estas situaciones es la tendencia a manifestar nuestra gratitud, como se ve todos los días a las 8 de la tarde, aplaudiendo no solo a los sanitarios sino también a todos aquellos que están aportando su esfuerzo poniéndose en riesgo. Aquí lo he comentado unas cuantas veces, cuando demostramos gratitud hacia otro le estamos provocando un sentimiento de placer, como resultado de ver aumentada su autoestima, a la vez que estamos facilitando el que se den cuenta de la importancia de sus actos. Se realimenta un círculo virtuoso que aumentará sus ganas de seguir haciendo lo que hacen y fomentando la confianza mutua.

La otra cara de la moneda es caer en el desasosiego y el miedo, más cuando estamos confinados en nuestras casas por un tiempo indeterminado. Cuando ocurre un desastre y los sentimientos negativos predominan solemos caer en pensamientos irracionales y a tomar decisiones contraproducentes, por ejemplo acaparar cosas, alimentos, mascarillas, etc. Estos comportamientos no ayudan a nadie, en el ejemplo mencionado produce escasez a otras personas que lo pueden necesitar más. Es solo un ejemplo, en otras ocasiones tomamos iniciativas contraproducentes para nosotros mimos.

Pero, ¿cómo se puede evitar esta situación y tomar decisiones más acertadas? Lo mejor es buscar actividades que nos gusten para relajarnos, practicándolas con mindfulness, que se ha demostrado que disminuye la reactividad emocional. Un buen ejemplo puede ser hablar con alguien cercano que sabemos que es una persona que suele estar calmada y charlar tranquilamente. Evidentemente, no vale acudir a alguien que nos podría afectar negativamente en nuestra desazón, alguien tóxico. Esto no es complicado porque conocemos a nuestras amistades y sabemos quién nos puede ayudar en esto, las emociones se contagian y los apoyos sociales funcionan.

Un último aspecto que me gustaría resaltar en esta situación provocada por la pandemia es la compasión. Existen investigaciones que demuestran que cuando nos fijamos en nuestra condición de seres humanos que forman parte de una comunidad y mostramos compasión hay más probabilidades de unirnos y poder resolver mejor los problemas complejos. La compasión es un primer paso para el reconocimiento de nuestros posibles errores, de no buscar culpables o caer en prejuicios hacia los otros. Lo siguiente será intentar aportar fuerzas para trabajar y aprender juntos.

En definitiva, una cosa va a quedar clara después de esta crisis y es que hemos aprendido sobre la necesidad de tomar precauciones higiénicas, repetidas ahora hasta la saciedad, no solo por no contagiarnos nosotros sino también para no contagiar a nadie. Pero también, espero que mejoremos la higiene social, es decir, apreciando el entorno social con más sentido de apoyo mutuo, con compasión y comprensión hacia los demás y agradeciendo la labor realizada por determinados actitudes y trabajos.

Ojala después de esto el paradigma social sea más humano y menos egoísta, pero soy escéptico al respecto, espero equivocarme.

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