17 nov 2016

The Awe Walk en el Parque Cultural de Albarracín

Un concepto que en los últimos años están investigando los psicólogos que trabajan en la búsqueda científica de la felicidad es el de Awe. Es un término con el que se quiere describir un estado emocional que mezcla sentimientos de asombro, admiración, impresión o intimidación. Y dentro de este concepto, una de las prácticas que se está recomendando como terapia para la felicidad es lo que se conoce como The Awe Walk. Sobre el Awe (aprovechando la experiencia que aquí cuento) quiero hablar en un próximo post. Ahora me gustaría hablar de una visita turística realizada la semana pasada por la zona de Albarracín (Teruel) que me ha permitido entender y disfrutar más el término de The Awe Walk, es decir un paseo admirativo. Creo interesante compartirlo en este blog.

El concepto de Awe ya ha sido estudiado durante siglos por los filósofos pero ahora la ciencia de la felicidad lo está integrado en sus investigaciones por considerarlo una emoción moral, espiritual y estética que puede influir de forma importante en nuestra felicidad. Se considera, como lo define Dacher Keltner codirector del Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkeley, un sentimiento de estar en presencia de algo inmenso, enorme comparado con nuestro yo, que excede las estructuras de nuestro pensamiento y nos impele a ajustar nuestra comprensión del mundo para darle otro sentido y darnos cuenta del lugar ocupado dentro de él.

En las investigaciones se está analizando la influencia del Awe en la felicidad, como contaré en otro post. Además, se recomienda para experimentarlo practicar el Awe Walk e intentar incluirlo en nuestra vida diaria. Así, además de estudiar el Awe en los laboratorios, estudiando las reacciones de las personas a imágenes, videos o situaciones novedosas, se recomienda practicar el Awe Walk en lugares que impliquen dos características clave: la inmensidad y la novedad. Las recomendaciones van desde subir a alturas con vistas panorámicas (montañas, rascacielos, etc.) a caminar por senderos rodeados de árboles muy altos o por la orilla de grandes extensiones de agua, hablaremos de ello.

Continuando con la visita turística por Albarracín, yendo por la carretera que va de Albarracín hacia los Pinares del Ródeno, aproximadamente a 6 km, se encuentra el complejo conocido como Arte Rupestre Prehistórico del Parque Cultural de Albarracín. Desde el punto de información, en el que existe un aparcamiento, parten dos senderos bien señalizados (Prado del Navazo y Arrastradero) que conducen a varios "abrigos" en los que se pueden contemplar pinturas rupestres que los expertos aseguran que están realizados en el período Neolítico, hace aproximadamente entre 7.000 y 4.500 años. El paseo termina en un mirador en el que se pueden contemplar los magníficos pinares de Rodeno, impresionante y altamente recomendable.

Paseando por uno de esos senderos rodeado de pinares y formaciones rocosas, y observando las pinturas rupestres realizadas en varios de los abrigos, pude sentir una sensación de asombro, en cierta manera inexplicable, que me hizo reflexionar sobre el concepto que ya he comentado de The Awe Walk. Creo que es inevitable pasear por estos parajes y no tener una sensación de pequeñez y de sentir una tremenda admiración solidaria por aquellos antepasados nuestros sobreviviendo sin las condiciones de habitabilidad o confort que disfrutamos ahora nosotros. Tratar de transportarte a esa época y las necesidades de aquellos hombres, intentar adivinar en qué estarían pensando, más allá de buscarse el abrigo y la comida...Por qué dedicar un tiempo a expresarse artísticamente, a saber con qué intenciones, y plasmar en las rocas las figuras que allí se pueden ver, es indescriptible, recomiendo un paseito por allí.



En definitiva, la contemplación de estos lugares cercanos a Albarracín, tan impresionantes, me ha animado a comprender mejor y escribir con más detalle sobre el concepto de Awe. Un concepto que tiene relación con algunos de los términos que ya hemos visto aquí, por ejemplo su semejanza con el concepto de Flow de  Mihaly Csikszentmihalyi o con las experiencias cumbre que describiera A. Maslow.

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