En esta ocasión, Diener habla fundamentalmente de los beneficios de la felicidad y su impacto en la ciudadanía, de las políticas que los gobiernos pueden acometer para contribuir al bienestar de los ciudadanos y, en tercer lugar, de las acciones que cualquiera de nosotros puede emprender para aumentar el bienestar.
Tras años de investigaciones, Diener concluye que las personas felices son las que viven más eficazmente y son las que ayudan más a la sociedad. Como premisa en sus planteamientos advierte que es importante no confundir la felicidad con simplemente divertirse en un momento puntual, por ejemplo, yendo a fiestas, practicando deporte o participando en actividades de ocio. Las fuentes de la felicidad profunda y duradera contribuyen a lo que llamamos felicidad sostenible, no es momentánea.
Los beneficios de la felicidad sostenible son amplios e importantes. Diener lo resume en cinco aspectos:
- Mejor salud y longevidad.
- Mejor rendimiento en el trabajo.
- Relaciones sociales y de pareja más favorables.
- Mejor ciudadanía y más comportamientos prosociales (por ejemplo, es más probable que ayuden a otros, sean voluntarios o donen dinero a organizaciones benéficas).
- Una mejor salud mental y más resiliencia para enfrentarse a situaciones estresantes (por ejemplo, menos problemas de depresión y mejor capacidad de recuperación).
Respecto al segundo tema, recuerda que cada vez hay más países que están comenzando a evaluar el bienestar de los ciudadanos, por ejemplo, midiendo la satisfacción con la vida y el sentido de sus vidas. Estas medidas pueden aclarar qué personas de una sociedad están sufriendo y qué factores están favoreciendo o no la felicidad. Diener da algún ejemplo como es el caso de Reino Unido que ha incrementado los presupuestos dedicados al tratamiento de enfermedades mentales gracias a estudios llevados a cabo sobre lo que se gastaba anteriormente y sus repercusiones en la sociedad.
En este sentido, hay indicadores de bienestar psicosocial que permiten obtener información muy valiosa que ayuda a la toma de decisiones políticas. Por ejemplo, algunos factores ambientales como la contaminación pueden disminuir el bienestar mientras que otros como la existencia de parques y espacios verdes pueden aumentarla. Esta información se traduce en medidas políticas más adecuadas para el fomento de la felicidad.
Por último, Diener hace un repaso de los logros de los psicólogos que trabajan en la psicología positiva para mejorar la felicidad de las personas y, en concreto, de un programa de trabajo que denomina ENHANCE. Estos tratamientos están dirigidos no solo a eliminar los sentimientos negativos, como la depresión, sino también a que las personas obtengan un mayor bienestar. Se trata de enseñar a las personas habilidades y formas de pensar que los puedan hacer más felices.
Se busca con estas enseñanzas ayudar a las personas a pensar acerca de sus valores, sus puntos fuertes y sus objetivos y asegurarse de que ambos están en consonancia. Asimismo, se trata de enseñar a las personas a ser más positivas en las interacciones sociales, por ejemplo expresando gratitud con más frecuencia, y a afrontar adecuadamente el estrés y los sentimientos negativos. Todo ello se traduce en una mejora de la salud física.
Un artículo de lectura muy interesante.