10 jun 2011

Las emociones positivas

Las emociones positivas siempre se han estudiado bastante menos que las negativas. Probablemente es porque son menos en cantidad y más difíciles de detectar o de manifestarse. Las emociones positivas no provocan respuestas diferenciadas como las negativas, por ejemplo la tristeza o el miedo. Por el contrario, la respuesta frente a las emociones positivas es más ambigua e inespecífica por lo que la utilidad de estas respuestas es menos evidente y no inmediata.

Sin embargo, las emociones positivas son más de las que uno se puede imaginar a priori y, según Seligman, pueden centrarse en el pasado, en el presente y en el futuro. Emociones positivas del pasado son la satisfacción o el orgullo. Emociones del presente son la alegría, la euforia, el entusiasmo o la fluidez. Y, por último, son emociones positivas del futuro la fe, la esperanza o el optimismo.

En los últimos años y gracias entre otros a Barbara Fredrickson se ha considerado que las emociones positivas pueden ser utilizadas como herramientas terapéuticas para el tratamiento y la prevención de problemas psicosociales. Es más, las emociones positivas, según Fredrickson, contrarrestan los efectos fisiológicos que provocan las emociones negativas y tienen un gran valor adaptativo con efectos en la experiencia subjetiva y el procesamiento de la información.

Por ejemplo, la alegría es un factor desencadenante de la creatividad y permite el desarrollo de habilidades físicas, psicológicas y sociales. Las emociones positivas también ayudan a mejorar la resiliencia psicológica de las personas frente a la adversidad. Asimismo, protegen frente a la depresión.

Como señala Fredrickson, de igual forma que un estado afectivo negativo propicia un pensamiento pesimista y puede desembocar en una depresión, un estado afectivo positivo llevaría a un pensamiento abierto, integrador, creativo y flexible que facilitaría el afrontamiento eficaz de la adversidad y que a su vez incrementaría los niveles de bienestar futuros.

El resultado de una organización cognitiva más abierta, flexible y compleja es que hace más creativa la solución de problemas y más acertados y sensatos los juicios y la toma de decisiones. Que las emociones positivas se relacionan con el nivel de bienestar subjetivo o felicidad está demostrado, incluso con la salud, según algunos estudios.

Por lo tanto, canalizar las emociones positivas puede llevar a estados mentales que de forma indirecta preparen a una persona para afrontar con éxito muchas de las adversidades que se nos presentan en la vida. Gracias a Fredrickson, otros psicólogos han investigado también la función adaptativa de las emociones positivas dentro de la Psicología Positiva.

Finalmente, como referencia biológica de la procedencia de las emociones, por lo que se conoce hasta ahora, las emociones tienen su sede en un grupo de formaciones nerviosas denominado sistema límbico. Incluye el hipocampo, la circunvalación del cuerpo calloso, el tálamo anterior y la amígdala. La amígdala, además de desempeñar otras funciones, es la principal gestora de las emociones y su lesión anula la capacidad emocional. De esto habla mucho Goleman en sus libros, recomendados en este blog.

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