En este blog no daremos cancha a la denominada "Autoayuda". Me refiero a ciertos manuales que proliferan desde hace unos años cargados de lugares comunes sobre procedimientos de autoayuda recomendados por el autor sin conocer ni a las personas ni sus problemas. Claro que casi es peor que ese conocimiento se produzca porque entonces entraría en funcionamiento el juego hipnótico-deductivo con el que se pretende sonsacar información que luego es utilizada con fines lucrativos.
A pesar de lo dicho, hay que reconocer que algo se puede obtener de este tipo de literatura. Me refiero a la posibilidad de acceder a teorías y herramientas que, aunque en la mayoría de los casos han sido obtenidas de la literatura científica, pero sacadas de contexto, pueden ser una buena iniciación.
Pero hay que saber distinguir lo que es autoayuda y lo que es ciencia. Recuerdo la primera vez que estaba buscando un libro de Seligman, en concreto el de La auténtica felicidad, fue en El Corte Inglés y en La Casa del Libro y en ambos casos los libros de Seligman y otros autores similares estaban catalogados en estanterías bajo el epígrafe "Autoayuda", ojo con la diferencia.
Desde aquí defendemos la teoría de que nadie sabe mejor que uno mismo lo que se debe hacer, nosotros tenemos las mejores soluciones, siempre con la debida formación y asesoramiento profesional. Otra cosa es que seamos lo suficientemente decididos para ponerlas en práctica. Ejemplos de ello ya hemos dado aquí, siempre lejos de los que escriben un libro sobre recetas mágicas.
Como dijo Sartre, todos somos semicómplices y semivíctimas de lo que nos ocurre. Para empezar es difícil que se tenga el nivel suficiente de autocritica para reconocer que tenemos un problema, salvo en nuestra intimidad, y que necesitamos redecorar nuestras vidas. No sirve sobrevivir e ir pasando los días sin tener un horizonte con objetivos. También la autoestima nos permite evitar batallas efímeras que superficialmente deslumbran con soluciones transitorias.
Adelante, hay que ser valiente para emprender reformas estructurales para las que disponemos de suficientes herramientas, desde aquí trataremos de ayudar. La psicología positiva nos permite soluciones más duraderas, más personalizadas (recordamos la VIA 24) y de mayor satisfacción. Las competencias emocionales y el reforzamiento de las fortalezas evitan caer en manos de desaprensivos gurús que sacan el dinero por recetas huecas que solo convencen a almas incautas o débiles de espíritu. Hay que revelarse, la autoayuda como tal es un negocio vacio.
Ahora, con la crisis, se han multiplicado las soluciones milagrosas y se han constituido como un negocio muy rentable para desaprensivos pero...insistimos, nada hay como la autoconfianza. Pero cuidado, no se trata de engañarnos a nosotros mismos, el autoengaño, del que en otro momento hablaremos, es otro enemigo mortal de la positividad. Se trata de buscar soluciones creativas y duraderas.
Así que nada de autoayuda, entendida como una pseudociencia cercana al esoterismo que en algunos casos está más relacionada con el voluntarismo de personas que realmente se creen con poderes para ayudar a la gente pero que en realidad son charlatanes sin preparación pero con mucha verborrea.
Lo importante es la autoconfianza y la autocritica y eso solo se logra con fortaleza mental para no distraerse y mantener el foco de atención exclusivamente en la mejora personal.
Solución: Autoconfianza, seguridad y decisión.