13 jul 2013

Evolucionar es progresar

Hay que cambiar y transformarse, es la única manera de progresar. Aquí ya hemos hablado en otras ocasiones de lo importante que puede ser reinventarse. Es una gran verdad pero para ello hay que dejarse llevar y aprovechar las ocasiones que se nos presentan en la vida.

La vida es un camino de evolución en el que se atraviesan diferentes etapas, ninguna es mejor que otra, son diferentes y forman parte de nuestro natural proceso de maduración. La clave está en aprender de las experiencias, sean buenas o malas, y en entrenarse para saber diferenciar las ocasiones potenciales de progreso de aquellas que sólo pueden ofrecernos fracasos o retrasos en esa evolución.

Unas veces por factores externos y otras por propia iniciativa, siempre estamos en un punto de inflexión de nuestro camino particular. Vamos reescribiendo, ya lo dijo nuestro querido Machado: "...se hace camino al andar". El camino no se hace a la misma velocidad, las etapas duran un tiempo diferente según cada persona. Hay personas que se quedan en una fase y no evolucionan, se estancan en un punto concreto porque allí están más confortables. Unos atraviesan más etapas que otros... Todo vale, pero hay una cosa muy cierta, y así lo dicen los expertos, cuanto más evolucionamos mayor es nuestra sabiduría y nuestra riqueza mental.

Sobre este tema me gustaría hacer referencia a dos expertos que ya han aparecido en este blog. Primero, sobre el proceso de evolución, sería útil pensar que es como un ascenso en la pirámide de Abraham Maslow. Cuantos menos escalones subimos, normalmente, somos más primarios y egocéntricos y, por el contrario, a medida que subimos escalones somos más sociales, más maduros, más felices, responsables de nuestros actos y, en definitiva, estaremos más cerca de la sabiduría, de lo que los budistas llaman el nirvana.

En este proceso de ascensión llegará un momento en que nos sintamos más libres, autosuficientes. Será el momento en el que no deberíamos depender de nadie y miraremos más hacia nuestro interior. ¿Hasta dónde llegar? Eso depende de cada uno y de los objetivos que se plantee. No depende de la edad, ni del número de fases, ni siquiera de dónde estemos al final. Es algo psicológico el plantearnos hasta dónde podemos llegar y qué queremos ser.

El otro experto conocido en este blog, si hacemos referencia a aprender de las experiencias y saber diferenciar las ocasiones, es Nassim N. Taleb. Para él la antifragilidad es el secreto para tener éxito en un mundo lleno de incertidumbres porque, en definitiva, es la forma en que actúa la naturaleza, con mutaciones aleatorias.

Cree Taleb que es un error tratar de evitar los grandes hechos traumáticos porque los largos períodos de estabilidad tienen el riesgo de desactivar las capacidades frente al desastre. Contrapone la antifragilidad a lo frágil o robusto. La define como aquello que se beneficia de los cambios desordenados o no previstos, volátiles, impredecibles.

Se dice que su última excentricidad es tratar de extraer un modelo matemático en el que vuelque lo que ha dicho en sus tres libros. Veremos.

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