Hacía años que tenía ganas de leer Walden, de Henry David Thoreau, y en la última Feria del Libro de Madrid vi una edición atractiva publicada este 2013 por Errata naturae editores. Lo he leído este verano y tengo que decir que es un canto a la vida sencilla, un alegato en favor de tratar de disfrutar de la esencia de los placeres cotidianos. Se publicó en 1854 pero todo lo que dice está plenamente vigente.
Conocido naturalista, H. D. Thoreau fue precursor del "pensamiento salvaje", de la ecología y del concepto de la "desobediencia civil", del que se alimentaron Tolstoi y Gandhi. La desobediencia civil es el título de uno de sus libros más conocidos, escrito después de pasar por la cárcel por su negativa a pagar impuestos en protesta por la guerra contra México y la esclavitud en Estados Unidos.
En Walden Thoreau describe su vivencia de dos años en la naturaleza junto a una laguna en Walden Pond. Detalla cómo él mismo se construyó la cabaña y cuáles eran sus actividades diarias. Ofrece muchos detalles sobre los animales y la vegetación de un entorno del que disfrutó enormemente. Quería vivir intensamente la vida en la naturaleza por lo que el libro se convierte en un auténtico manual de la buena vida y termina describiendo la felicidad como la mayor riqueza del ser humano.
Según propia descripción, su libro está "escrito para esa mayoría de hombres que está descontenta con su vida y con los tiempos que le ha tocado vivir, pero que podría mejorarlos. Y también para aquellos en apariencia ricos, pero que en realidad han acumulado cosas inútiles y no saben muy bien qué hacer con ellas".
Hay que leerlo para disfrutar con sus descripciones detalladas del entorno en el que vivió esos años. También para entender a Thoreau por su amor a la vida salvaje y libre frente a una sociedad que impone ideología mercantilista, violenta y totalitaria. Como él mismo dice: "Con mi experimento aprendí al menos que quien avance confiado en la dirección de sus sueños y acometa la vida tal como la ha imaginado recibirá a cambio una gratificación que no le otorgara el tiempo ordinario.
Para terminar una exhortación de Thoreau: "Por mediocre que sea vuestra vida, enfrentadla y vividla; no la esquivéis ni la denostéis. Ella no es tan mala como vosotros".