La tercera pata sobre la que se sustenta este blog es Abraham Maslow, al que conocía antes por su famosa pirámide pero que volví a leer con más detenimiento cuando fui sorprendido gratamente por M. Seligman. Ambos han sido presidentes de la American Psychological Association (APA). Si Seligman creo la psicología positiva Maslow creó la psicología humanista, también conocida como tercera psicología, como relevo de la behaviorista y del freudismo ortodoxo. Aunque él ya anunciaba la llegada de una cuarta psicología transpersonal, que como quería él, trascendiera la naturaleza del hombre y se centrara en el cosmos.
La tesis de Maslow se basa en que el ser humano comienza a ser “el hombre autorrealizado”, según su terminología, cuando tiene satisfechas sus necesidades básicas como son los alimentos, los vestidos o la vivienda. Maslow va más allá de lo que considera planteamientos estáticos de adaptación al medio ambiente a una visión más dinámica en busca de una autorrealización creativa. Cuando se suprimen los mecanismos de defensa el humano no va hacia la autodestrucción sino a una nueva expresividad creadora. Esto es realmente lo que me interesa más.
Su obra póstuma y recopilatoria es altamente recomendable: La personalidad creadora.
Otros grandes temas de Maslow eran las posibilidades latentes en el ser humano, la solidaridad reconciliada con la autorrealización y, ojo al dato!, las experiencias cumbre, aquellos momentos privilegiados en los que cada uno es llevado más allá de sí mismo, algo muy parecido al Flow de Csikszentmihalyi.
Para terminar, una cita de Moslow sobre la psicología humanista:
“Esta psicología no es puramente descriptiva o académica, sino que induce a la acción e implica consecuencias. Contribuye a la realización de una manera determinada de vivir una persona, no sólo en cuanto individuo, dentro del propio psiquismo, sino también en cuanto a ser social, miembro de la sociedad.”