El concepto de motivación tiene múltiples definiciones y se puede abordar desde muy diferentes disciplinas científicas o humanísticas. De hecho, a lo largo de la historia ha existido una importante proliferación de planteamientos teóricos que han utilizado distintos niveles de análisis y, en muchos casos, perspectivas parciales utilizando sus propios métodos y terminología. Todo ello hace prácticamente imposible abordar este concepto de una forma integrada, y menos en un contexto como este blog, sin ninguna pretensión dogmática.
Intuitivamente, a cualquiera que se le pregunte sobre qué significa que una persona esté desmotivada responderá que es aquella que parece no tener un objetivo concreto, ni en dirección ni en intensidad, que su trayectoria personal carece de perspectiva temporal y que, seguramente, se encuentra inmersa en un estado de dispersión mental.
Si se es consciente de esta situación, ya sea de forma voluntaria o porque alguien nos ayuda a salir de este estado, la voluntad de actuar permitirá de una forma más fácil definir unos objetivos y, en consecuencia, tratar de alcanzarlos de forma planificada. La voluntad se presenta así como un factor de máxima importancia y se convierte en un medio para llegar al fin. ¿Cuál será ese fin?, sin duda la felicidad.
De todo ello hablaremos en sucesivos posts bajo la etiqueta de Teoría de la motivación.